Thursday, 14 August 2014 + Saint Maximillian Kolbe
Perdón: Jesús parece hablar de ello.
Mucho. Y todavía nos encontramos reflexionando sobre este algo acción difícil
pero necesaria en un día donde celebramos un gran mártir del siglo vigésimo,
San Maximiliano Kolbe.
Este gran mártir del campo de
concentración de Auschwitz no sería el gran "mártir de la caridad",
como San Juan Pablo II lo llamó, si él no sostuvo el amor y el perdón en su
corazón. "Nunca olvides al amor," fue una lección a menudo recordó a
sus hermano los frailes. Para estar dispuesto a dar de sí mismo en el modelo de
Jesús, los susurros tranquilos en su corazón deben han hecho eco de las
palabras de nuestro Señor: "Padre, perdónalos..."
San Maximiliano nos recuerda que el
perdón, aunque necesario, es un sacrificio que tenemos que hacer por el bien de
la salvación de nuestras almas. Nuestro Señor nos recuerda en el Evangelio de
hoy ese perdón, no importa lo difícil, es el terreno más alto debemos tomar y
nunca buscan dictar venganza contra aquellos que nos han perjudicado. El gran
mártir nos recuerda: "Recordemos que el amor vive a través de sacrificio y
es alimentado por dar. Sin sacrificio, no hay amor." El perdón es un
sacrificio, para el perdón es amor en acción.
Donde no hay ningún perdón, se
encuentra el juicio. Y en los momentos de la vida donde se encuentra el juicio,
es debido a la falta de paz y de la caridad en nuestros corazones. Dietrich
Bonhoeffer, el gran teólogo cristiano ejecutado por un intento de asesinato de
Adolf Hitler, lo entendieron bien, porque él nos enseña: "Juzgar a los
demás nos hace ciegos, mientras que el amor es esclarecedor. Por juzgar a los
demás podemos cegarnos a nuestra propia maldad y la gracia, que otros tienen
tanto derecho a como somos." Maximiliano Kolbe lo entendieron bien,
también, para que él deseaba que llegaría a todas las personas a vivir en la
gracia que Dios derrama sobre nosotros.
Creo que la mejor manera de decir se
atribuye San Francisco de Asis: "Otorga que no permite que tanto buscan
ser consolado, consolar; para ser comprendido, sino comprender; ser amado, en
cuanto a amor. " Aún en ese modelo de Francisco, en el modelo de
Jesucristo, San Maximiliano Kolbe nos da la oportunidad de amar a través de
perdón – perdón es el sacrificio que del corazón herido hace que todos
podríamos ser mártires de la caridad.
Forgiveness:
Jesus seems to talk about it. A lot. And yet we find ourselves reflecting on
this somewhat difficult but necessary action on a day where we celebrate a
great martyr of the Twentieth Century, Saint Maximillian Kolbe.
This
great martyr of the Concentration Camp of Auschwitz would not be the great
“martyr of charity”, as Saint John Paul II called him, if he did not hold love
and forgiveness in his heart. “Don’t ever forget to love,” was a lesson he
often reminded his brother friars. To be willing to give of himself in the
model of Jesus, the quiet whisperings in his heart must have echoed the words
of our Lord: “Father, forgive them . . .”
Saint
Maximillian reminds us that forgiveness, though necessary, is a sacrifice that
we must make for the good of the salvation of our souls. Our Lord reminds us in
today’s Gospel that forgiveness, no matter how difficult, is the higher ground
we must take, and never seek to enact revenge on those who have harmed us. The
great martyr reminds us: “Let us remember that love lives through sacrifice and
is nourished by giving. Without sacrifice, there is no love.” Forgiveness is a
sacrifice, for forgiveness is love in action.
Where
there is no forgiveness, judgment is found. And in the moments of life where
judgment is found, it is due to the lack of peace and charity in our hearts.
Dietrich Bonhoeffer, the great Christian theologian executed for a failed
assassination attempt on Adolf Hitler, understood this well, for he teaches us:
“Judging others makes us blind, whereas love is illuminating. By judging others
we blind ourselves to our own evil and to the grace which others are just as
entitled to as we are.” Maximillian Kolbe understood this well, too, for he
desired that all people would come to live in the grace God pours out upon us.
I
believe the best way to say it is attributed Saint Francis of Assisi: “Grant
that I may not so much seek to be consoled, as to console; to be understood, as
to understand; to be loved, as to love.” Yet in that model of Francis, in the
model of Jesus Christ, Saint Maximillian Kolbe provides for us the opportunity
to love through forgiveness – for forgiveness is the sacrifice the wounded
heart makes so that we may all become martyrs of charity.
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Enjoy the journey . . .
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